25 agosto 2009

DAVID BECKHAM, EL CHAMÁN WENKE Y MIS PODERES SEXUALES EN UNA MEZCLA RARA

El otro día estaba paseando por Gran Vía (porque yo ahora paseo por ahí, o por Las Ramblas, que se yo, es el barrio nuevo, no están más los pendejos jugando a la pelota ni el loquito Pirola con la pija afuera y el pantalón cagado, pero está lleno de putas, carteristas y trapicheros), y entre los locales lujosos que hay por la zona, veo en la vidriera de una perfumería “trendy” (no sé bien que significa pero es como fashion en anabólicos) una foto tamaño natural del rubicundo adobado de David Beckham, en slip y todo enabdominalizado con el photoshop, promocionando un perfume propio.
Lo primero que se me ocurrió fue, claro, hacer mi propia fragancia, pero después de pensarlo un rato, me di cuenta que en casa sólo tengo lavandina y yogur de frutilla. Ponele que me voy al super y compro unas naranjas y medio kilo de merluza, pero igual no tengo donde mezclarlo, porque se me rompió el balde. Además, la última vez que mezclé cosas al boleo hice un agujero en el techo, así que mejor no boludear, porque estoy alquilando.
Pero bueno, volviendo al gringo Beckham, la cosa es que no da. El chabón juega al futbol, no es perfumero. Así que me parece que no está bien que tenga dos laburos, mientras yo ando subocupado, matándome 10 horas corridas al día en el rayo del sol. Una cosa es que Laport tenga un perfume (el “extracto de nabo”), porque actúa por el pancho y la coca y el loco tiene una familia que mantener, y bueno, fijate que hace cualquier cosa por guita y si se tiene que poner un zunga de leopardo se lo pone. Pero otra cosa es que Beckham se pase de vivo y tenga dos salarios. Encima la mujer gana un montón también, aunque no sé de que labura.

Por otra parte algo no me olía bien (y eso que estaba en una perfumería), así que decidí tomar cartas en el asunto.
De mal talante me metí en el local decidido a hacer algo. Sin embargo, había un inconveniente, la perfumería era para gente como yo era antes, o sea, millonaria, y yo ahora andaba en ojotas, una bermuda celeste manchada con grasa de la cadena de la bici cuando la subo por las escaleras, y una remera que compré de los chinos por lo mismo que sale una lata de atún. A eso sumale que me corto el pelo solito desde hace seis meses y que me estoy dejando la barba para en unos meses hacerme comunista. Eso sí, ando con unas gafas “Roberto Cavalli”, porque un croto no soy. Igual, parecía como que andaba pidiendo. Apenas puse un pie adentro, se me arrimó el de seguridad. Con un gesto de la mano lo paré en seco y le batí “Teikerisi my friend, my look is not important. I´m a argentinian model, a star”, y seguí caminando con aire decidido hasta el mostrador donde estaba la chica y le dije: “¿A cuánto el mejunje de Beckham”?


La chica me mira sin comprender, y con algo de asquito. Vio mis ojotas, mis pantalones sucios, mi remera barata… frunció la jeta como si hubiera chupado la media de un linyera y ya estaba apretando la alarma cuando reaccioné y me vi forzado a hacer algo que no me enorgullece: me quité las gafas. Ahí la cosa cambió. No me gusta presumir (y menos aún aprovecharme de ello) pero no por nada me apodan “los ojos de la lujuria” o “las pupilas del amor”; no existe hembra mamífera que se resista a mis encantos visuales.
Para muchos sería un don, ya que bueno, la mayoría son mandriles que sólo piensan en polinizar hembritas, pero para mí, que soy un poeta en la cama y en la vida, fue siempre una maldición. ¿Cómo saber si el amor llamaba a mi puerta por mi belleza física o mi belleza espiritual? ¿Cómo saber si una mujer se deshacía en flujos y reflujos de pasión sólo por mi mirada y mi cuerpo apolíneo o por la noble, recia y varonil estampa de mi persona? Fui un hombre torturado durante demasiado tiempo, rodando de cama en cama, siempre acompañado por mujeres hermosas de todos los países, viviendo como un rey con dinero de nenas ricas de Hollywood, pero la sombra de la duda me mortificaba. Hasta que conocí a la mujer foca, un ser sin sentimientos que sólo buscaba techo y comida. Una mente primitiva, virginal, pura, dispuesta a amar por el pancho y la coca. Y me casé con ella. Pero bueno, estaba con lo del perfume; me saqué las gafas, la miré directo a los ojos y la cara de la dependiente cambió el asco por la lascivia, la lubricidad y el erotismo desmedido:
-Hay un colchón en el fondo- me dijo metiéndose un dedo en la boca.
-Perdona hermosura, pero sólo busco una muestra gratis del perfume de Beckham, sólo eso podría hacerme feliz.
-También tengo estos pezones- me dijo tocándose con el pulgar y el índice los senos- déjame hacerte feliz argentino supermacho, búfalo trincante, tractor del amor, déjame amarte hasta desfallecer.
-No puedo, no insistas mujer, pero si me das una botellita del perfume de Beckham, voy a casa, me baño, me pongo la colonia, y te espero a la salida.

Así fue, como con engaños y trapicheos, conseguí lo que buscaba. Lo raro fue que cuando salí, el guardia me hizo una finta a la altura de las pantorrillas y me derribó. “¡Pero si me lo regaló la chica!” fue mi protesta natural. Sin embargo, cuando el guardia se aferró a mi pierna y comenzó a frotarse a la manera de los perros, comprendí que me estaba violando a la altura de la rótula. El poder de mis ojos aumenta día a día. Como pude, le fui dando coscorrones hasta dejarlo inconsciente. Incluso cuando ya me vi libre de él, seguía tirado en el piso en posición decúbito dorsal (cucharita), babeando, y contrayéndose compulsivamente imitando el acto sexual. Necesito comenzar a respetar más mis poderes.
Pero bueno, ya tenía lo que quería, el perfume de Beckham para desenmascararlo. Si bien tengo vastos conocimientos de química, decidí que esta vez necesitaba la colaboración de un experto. Fue por eso que envié una muestra a mi amigo personal y colaborador permanente, el Chamán Wenke, médico homeópata indígena, quien vive por estos días en El Impenetrable, donde enseña kung fu a los animales para que defiendan el hábitat. Después de un par de semanas (por eso tardé tanto en volver a postear), me llegaron los resultados del Chamán. He aquí el informe:

“Como vo abombau ya sabé, la piel e sensible a todo lo agente esternos, como podé se polvillo y/o polvadera y/o aire y/o lluvia y/o abrazo muy juerte o mordedura e puma o patada y demá.
E por eso que e un órgano fácilmente irritable, po lo que no podé andá poniéndote cualquié pavada encima, como Raid o fluido mancheter poque te podé hacé mal.
Según lo resuoltau de mi etudios que hice de el agua florida del gringo Becam, se produce un desorden en lo nivele hormonale que te revoluciona la líbido y se te complica pa diferenciá masculino de hembra, e por eso que se presenta una juerte inclinación a comprá pepino envés de rosca de la pascua, vo me entendé.
Ió no consejaría usar dicho potingue, salvo que la salchicha te guste de ante, con lo cual capá que mejorá”.


Ahora sí te tengo agarrado de los huevos David Beckham.