24 mayo 2007

EN EXCLUSIVA, LA CHECHU BOLOCCO EXPLICA POR QUE LO GUAMPEÓ A MENEM

Me saco el saco y me pongo el pongo, se armó la gran maroma, está de rechupete, me caigo y me levanto, me tapo y me destapo, una mano lava la otra y las dos lavan la cara, uy uy uy uy uy, que bochinche cuanto alboroto con las bubbys de Bolocco...

Ah no, esta vez no. La otra vez se la dejé pasar, miré para otro lado, me comporté como un señorito inglés y no dije nada al respecto, porque tengo, no sé, cierta talla moral por así decirlo, y no me gusta andar señalando la paja en el ojo ajeno. Pero esto ya fue demasiado y se salió de madre señores.
Una cosa es que ella ande mostrando sus cueros a quien le caiga en gracia, pero esto es diferente. Todo tiene un límite. A decir verdad, a mi no me gusta andar echando nafta al fuego, pero esta mina no se puede trajinar por la vida ofendiendo a un tipo tan noble como Carlitox. No señor. Primero la mina que se aparece mostrando las bubbys al Marocchino ese y después que se aparece chapando en pelotas y haciendo no sé que cosa arrodillada en la reposera. ¡Mesura Chechu! Esas cosas no se hacen. ¡Chancha! ¡Mugrienta! Degenerada!
Y ahora el escándalo, porque esto es sólo la punta del iceberg, y todos sabemos cuan peligrosos son los icebergs.
Como todos ya saben, la noticia ya es tapa de todos los medios sensacionalistas del planeta. El efebos no tiene tapa (soy simplemente una página, al menos hasta que logre convencer a algún financista de lo “lucrativo” de mi proyecto), pero sí es sensacionalista, así que voy a exprimir al máximo las posibilidades que nos ofrece esta noticia, hasta que ya no quede nada por decir o hacer, para luego arrojarla al “Tacho de las Noticias Viejas que ya a Nadie le Interesan”, donde noticias como “el caso Yabrán”, “la coima del Senado”, “el cenicero de Roviralta”, “fraude IBM - Banco Nación”, “Diego de Gran Hermano Común” y otras tantas de similar calibre, duermen el sueño de los justos.
Mientras tanto, lo dicho, porque como chico con juguete nuevo, ya estaba yo poniéndome a trabajar sobre el tema, cuando mi protegée (así es, ahora tengo una protegida que llegó desde Francia), vino corriendo desnuda y jadeante, y con mirada extasiada se me plantó enfrente, me acarició el torso, y me informó que consiguió el mea culpa que escribió la Chechu, explicando las causas de su affaire. No sé con quien se habrá acostado Amélié para conseguir esa información, pero es un documento que no tiene desperdicio.
LA CARTA DE LA CHECHU BOLOCCO
Al Pueblo Argentino-Chileno:
"Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Muchas son las causas que me han empujado al insondable y oscuro abismo de la infidelidad. En primer lugar, la convivencia con Carlos no funcionó. Se me hacía imposible convivir con un megahombre sexualmente inagotable y dueño de una energía erótica que no conoce los límites, sin mencionar lo intimidante de su mástil poderoso e inabarcable.
Por mi salud, intentamos llegar a un acuerdo procurando mantener relaciones sólo unas cinco o seis veces al día, pero sólo logré que Carlos (o Carlomagno, como yo le digo) se sintiera prisionero de su insaciable apetito sexual. Fue así que tuve que renunciar a mi vida de pareja para evitar una segura muerte por agotamiento.
Además, ¿cómo convivir con alguien que se puede calificar como prócer viviente? Es como vivir con O’Higgins, Bolívar, San Martín y Washington, pero todo junto (e infinitamente más sexy). Por más que me esforzara, y a pesar de la ternura con que me alentaba a seguir sus pasos de titán heroico, no había forma de que me pusiera a su altura. A su lado, siempre me sentí disminuida, poh.
Por otra parte, las chilenas somos celosas por naturaleza y se me hacía imposible soportar los constantes llamados de señoritas desconocidas rogándole un encuentro clandestino, o las miradas desnudando a mi marido por la calle, o las propuestas de mujeres adineradas que me ofrecían una recompensa monetaria por pasar unas horas junto a él.
Sé que no es digno lo que voy a decir, pero la estatura ética de Carlos ya me resultaba difícil de seguir. Una vez, un almacenero le dio dos pesos de más de vuelto, él olvidó devolvérselos y estuvo todo el fin de semana angustiadísimo, porque sentía que había cometido una inmoralidad. Incluso para sentirse mejor, tomó los ahorros de toda su vida de trabajo (unos pocos pesos) y se fue a comprar golosinas para dárselas a los chicos pobres de una villa que queda a dos cuadras de nuestra casita. Era admirable. Yo, que soy mucho más venal, debí separarme de él, porque me sentía juzgada constantemente por su severidad moral.
Otro factor que influyó en mi penoso comportamiento tiene que ver con mi vanidad de modelo internacional y de ex Miss Universo. Siempre se me hizo muy difícil aceptar que a su edad, aún conserve un cutis elástico y terso y esa cabellera negra y abundante como ala de cuervo, mientras que mi físico empieza a dar señales de vejez y apergaminamiento. No, no podría soportar la mirada de la gente y las odiosas comparaciones, envejeciendo normalmente junto a un hombre que parece haberse bañado en la Fuente de la Eterna Juventud, poh.
En mis años de convivencia con Carlos vivía con el corazón en la boca pensando que en cualquier momento lo llamarían para tomar las riendas de su país y arreglar el desastre en el que se va hundiendo desde que el pueblo argentino, sordo y ciego, dejó de escuchar la guía luminosa de sus palabras. Soy débil por naturaleza y no podía aguantar la idea de que lo arrancaran de mi lado, ya que cada segundo pasado con él es como un orgasmo físico y espiritual, multiplicado por veinte.
Por si esto fuera poco, el vuelo intelectual de Carlos crece exponencialmente cada semana, llegando al momento que se había formado un insondable abismo entre nosotros. Aunque él se esforzara por mantener una conversación conmigo, no había forma de que lo comprendiera, como no hay forma de que un chimpancé comprenda una charla sobre literatura medieval europea. Espero que alguna vez encuentre una compañera que esté a su altura.
Para mejorar la relación, hice todo lo que pude, desde convertirme en su esclava sexual hasta nacionalizarme riojana con tal de que se quede a mi lado, pero finalmente, comprendí que era un delito atar a Carlos a una sola mujer. Un hombre como él, vino a este mundo a repartir placer y erotismo.
Finalmente, optamos por separarnos en buenos términos (buenos para él, mi vida ha ido barranca abajo desde que se fue de casa, no tolero esta separación forzada y he debido someterme a un tratamiento con medicación), pero no se lo reprocho, es imposible enojarse con Carlos, dueño de ese magnetismo tan irresistible, poh.
Es por eso que he caído, desesperada, en los brazos confusos de la infidelidad. Debía de revolcarme en el lodo de la miseria moral para flagelarme y castigarme por no haber dado la talla y haber saboteado la única oportunidad que tenía de estar con un hombre que es casi un semidiós.
Así fue que, arrastrada por ese italiano degenerado, me dejé llevar por las mejores playas y hoteles de Miami y me liberé a los más bajos placeres de la lujuria, dinamitando para siempre la relación más perfecta y armoniosa que alguien pudiera imaginar y que durante años me envolvió en un maravilloso mundo de éxtasis y placer sin igual.
A pesar de mi comportamiento, estoy convencida que Carlos, dueño de esa personalidad de macho latino supersexual, ni siquiera se habrá enojado conmigo. Me mirará con sus ojos profundos y entenderá que mi bajeza es propia de mi condición humana. Sentirá seguramente, la misma lastima que yo siento hacia mí misma. Siempre lo dije, no soy digna ni de desabrochar la hebilla de su cinturón”. Chechu de Chile.

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