27 noviembre 2008

Breve historia de mi vida privada que busca concientizar sobre la importancia de la vacunación antitetánica

No voy a hablar de mi mujer, la también llamada mujer-foca. Tampoco hablaré de mi madre, por quien celebran el Día Internacional de la Vieja Chota. No señor, hoy hablaré de un episodio que me sucedió hace unos días y que espero les sirva de lección.

Estaba yo días atrás a media tarde, retozando en el patio de mi palacete en el barrio sur, inmediatamente luego de haber terminado mis ejercicios diarios de yoga ashtanga, práctica de origen védico por la cual puedo sublimar mi espíritu al segundo nivel de conciencia, lo que me permite comunicarme con animales y plantas y estar en armonía con el universo astral. En eso estaba, cuando se acerca hacia mí el joven Pampa (mi fiel perro). Ahí se produce el siguiente diálogo, siempre a través del pensamiento sublimado.

Pampa: Padre, quiero un bife de nalga.
Yo: Principe heredero, ¿me ve cara de carnicero?
Pampa: No padre, pero tengo hambre.
Yo: Mate un gato.
Pampa: ¡Pero padre, no puedo cazar! ¡Tengo una garrapata prendida en un huevo!


Atento a ello, examino los testículos del can a quien considero un hijo, y le arranco furioso una garrapata del genital derecho. Aliviado, el Joven Pampa fue a examinar los tapiales en busca de alimento, mientras yo, intentaba comunicarme con la garrapata para pedir explicaciones por su comportameinto. Ahí se produjo el siguiente diálogo:

Yo: ¡Oh maligna taladradora de escrotos! ¿Qué te ha empujado a tal bajeza?
Garrapata: ¡El hambre!
Yo: ¡El hambre no es excusa! Bien podrías alimentarte de las orejas ¿por qué la maldad, natural de tu especie, de picar en lugares tan íntimos?
Garrapata: ¡Por cuestiones políticas! Usted no lo entendería...
Yo: ¡Pero que carajo!
Garrapata: ¡Viva Perón carajo!
Yo: ¡A mí no me toma el pelo!
Garrapata peronista: ¡Patria o muerte!


La incoherencia de la garrapata colmó mi paciencia, así que busqué un arma con la cual acallar su locura y calmar mi ira. Busqué en derredor y descubrí un escarbadiente, sucio y maloliente, que durante días al sol y al rocío, había fermentado en reposo los pequeños trocitos de asado y encía que su labor que traía encima. Yo lo saqué de su ostracismo y lo convertí en un instrumento de justicia con destino de grandeza. Así que lo tomé y lo clavé en la espalda de la garrapata peronista, y así lo hundí en la tierra, dejándolo como un mástil que desde mi patio señalaba “Acá ha triunfado el valor por sobre la cobardía”.

Satisfecho por mi obra, me levanté, fui a la cocina-comedor de mi maisonette y me puse a mirar la novela brasilera de las cuatro que pasan por telefé.
Como a la media hora, salí al patio a ver que onda, y ¡PLAN! ¡ME CLAVÉ EL ESCARBADIENTE EN LA PLANTA DEL PIE, ENTERITO, HASTA EL FONDO!.
Horrorizado, aúllo de dolor y me arrojo al piso, para observar con terror que 4/5 partes del escarbadiente se habían incrustado en mi pie, mientras que desde el 1/5 restante, el cuerpo inerte de la garrapata peronista parecía burlarse de mi suerte.

Me lo arranqué de un tirón, y de macho, me lavé con jabón blanco para olvidarme del asunto, aunque intuí, por la profundidad de la herida, que no iba a librarme tan fácilmente de lo sucedido. Y así fue, al otro día, dos rayas venosas, de intenso color rojo, ascendían desde la planta de mi pie hasta mi empeine, denunciando la presencia de una infección fuera de lo normal.
Alertado por la mujer-foca de la anormal situación, fui al médico quien dictaminó “usted tiene tétanos joven, vaya corriendo a la farmacia y póngase la antitetánica y me toma estos antibióticos”. Ciento cuarenta pesos me salió la vacuna y las pastillas, y encima me tengo que colocar otra en un mes y otra en seis meses, o sea que voy a gastar como trescientos pesos. Todo por no tener la vacuna antitetánica, que si te la ponés como corresponde, te cubre como 10 años. Por eso, vacunate, que en el hospital es gratis.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Realmente, despues de leer tu testimonio, crecio en mi pecho la intrinseca necesidad de vacunarme.

Yo, q en otra epoca vacunaba hermanas del projimo, voy a recibir una vacuna.

Muchas gracias por tu aporte.

Anónimo dijo...

jajajaj genioooooooooo un dulce

Anónimo dijo...

acordate de ponerte la segunda dosis o te agarra de vuelta