23 noviembre 2007

Tan tarán, taran tán, tatatatan, (sería la musiquita de Brigada A) ¡volví!



Con esto de las eliminatorias y demás, prendió la onda de jugar partidos para dirimir cualquier cosa. Por ejemplo, estaba el otro día con mi flamante esposa comparando a ver quien de los dos tenía más pelos en las piernas y como resulta que los dos tenemos más o menos la misma cantidad, lo definimos por penales. Otro ejemplo, el otro día me hice una changuita vendiendo la colección de revistas pornográficas de mi madre al verdulero del barrio, pero queriendo cerrar positivamente el negocio, le dije “Mirá tomate asesino, con todo esto de la inflación y el cambio de gobierno, sumado a la inseguridad jurídica y la inestabilidad de las políticas económicas a mediano y largo plazo y no reconociendo previsibilidad al desarrollo económico en pequeña escala, debo asumir riesgos de mercado con mayores inversiones para sostener las posibilidades de éxito. Así que como habíamos arreglado por cincuenta, me va a tener que tirar un cien”. Pero el verdulero es un intransigente. Me dijo que no y le dije que lo definamos por penales. “Anda a laburar, vago”, me gritó hiriente. Pero yo soy de la onda del fair play e insistí en dirimir todo con la pelota, así que tomé el balón y de una potente mediavolea, lo bajé de la bici al hijito del verdulero que justo venía de hacer un mandado.
Viendo que este sistema abría todo un campo de posibilidades me dije “Que bueno, a pelotazos se soluciona todo, el hambre, la guerra, la falta de sexo, incluso, la eterna dicotomía del Bien y del Mal”. Así fue como se me ocurrió contactarme para solucionar ese temita de una buena vez por todas. Lo llamé a Jesús y a Belcebú y les expliqué la onda. Ahí nomás definimos los equipos, el árbitro y la locación del partido en la canchita de atrás de Yeruvá.
Llegó el gran día.
El Bien jugó con la siguiente formación:
Arquero: Apóstol Pablo
Defensores: Judas, Apóstol Marcos, Apóstol Juan y Apóstol Mateo
Volantes: Apóstol Lucas, Mahatma Gandhi, Apóstol Andrés y Apóstol Tomás
Delanteros: Simón Pedro y Jesús de 9.

Por otro lado, el equipo del Mal estaba compuesto por:
Arquero: George W. Bush
Defensores: Saddam Hussein, Aldo Ricco, Benito Mussolini y Juanita Viale
Volantes: Adolf Hitler, La Muerte, el piojo López y Jorge Rial
Delanteros: el Diablo y Osama Bin Laden
Vale mencionar que el Mal hizo trampa de entrada porque llamó a gente de la tierra para poder jugar, así Jesús se calentó porque eso no estaba permitido y le mandó al “Piojo” López.
De referí lo elegimos a Jorge Lanata, porque ya está acostumbrado a las puteadas, y de comentarista lo pusimo al cantante de los Bee Gees, porque según el Diablo “tiene una voz espléndida”.

El partido comienza. Lanata tira una moneda al aire y Jesús se manda un milagrito y sale Cara, lo que él había elegido.

Se disponen todos en el campo de juego y suena el silbato de Lanata. El puntapié inicial lo da Simón Pedro, que se la pasa a Jesús. Con todo el estilo, el “hijo de Dios” la para con el pecho y sale corriendo directo al arco contrario, lo pasa a Aldo Ricco que le grita “¡Pusilánime!” y la esquiva a Juanita Viale que le quiso tirar una patada a la cabeza. Jesús se para frente al arco y va a patear cuando, Bush, el arquero, dice: “Fak jim! Fak jim!” y salen 20 tipos de atrás del arco y lo agarran a piñas a Jesús.

Se interrumpe el partido porque se arma un revuelo increíble. Adolf Hitler quiere matar a todos los apóstoles, Jesús lo tiene junado a Bush y el Diablo se quiere comer a Mahatma Gandhi.

Después de media hora, el partido se reanuda en el minuto 32. Saca desde el arco el apóstol Pablo, le pasa la pelota a Gandhi que con su bastón la batea afuera de la cancha. “Home Run” grita Saddam Hussein, que recibe un piedrazo en la cabeza de parte de La Muerte, que aunque es de su equipo no se lo banca mucho. Saque de lateral de parte de Benito Mussolini, la recibe el “Piojo” López, pero enseguida pasa Simón Pedro que se la saca y le hace un toque a Jesús, que remata de “chilena” y convierte un golazo. Bin Laden, de la calentura, sale corriendo y con dos patadas le provoca una fractura expuesta de tibia y peroné a Bush. Se termina el primer tiempo y se van todos a los vestuarios.

Al comienzo del segundo tiempo, el “Piojo” López, sale llorando porque el Diablo le pega con una toalla enroscada.
1-0 gana el Cielo. Tocan el silbato que marca el comienzo de la segunda mitad. El Diablo, toma el balón, sale corriendo con todo pero cuando va a rematar, se pisa la cola y se hace bosta contra el piso. La pelota, es tomada por el apóstol Tomás, pero no puede seguir cuando escucha que Jorge Rial le dice cosas a los demás sobre su intimidad. Es un partido muy complicado. Hasta que en el minuto 90, viene corriendo de nuevo el Diablo para hacerle un agujero en el arco al Apóstol Pablo. Pero La Muerte que no tiene ganas de jugar, es una renegada y no quiere ni a su propio equipo, agarra la guadaña y le arranca un pedazo de gamba. Éste se tira al piso llorando y la pelota la toma Judas, pero, como todos saben, es un garca, así que sale corriendo para su arco y mete un gol en contra. Nadie lo puede creer, el partido termina 1-1 por culpa de Judas y se arma una batalla campal de la que participan todos menos el “Piojo” López que es un fracasado y se quedó llorando en el banco de suplentes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

De que juega la muerte, cuantas muertes entran en un frasco, cuantos frascos tiene mi mano, cuantos dedos hay en un partido?, ay, ay, ay, que fumé?

Andres dijo...

excelente lo del sida jejeje buenas imagenes como ejemplo!!!!